A medida que la historia ha ido avanzando también lo ha hecho la
enseñanza. En el contexto educativo se ha producido una evolución desde una escuela tradicional a una escuela
moderna o lo que se conoce y denomina como modelos emergentes de la enseñanza.
Antes de analizar las diferencias entre los modelos tradicionales y
modernos de enseñanza, debemos definir qué es un modelo educativo o modelo de
enseñanza. Podemos entenderlo como un
patrón, un camino a seguir para distribuir y concebir las diferentes partes o
elementos que forman parte de la enseñanza. Y, como observamos diferentes
características en los mismos a lo largo de la historia, podemos decir que
dependiendo del período histórico al que corresponden varían, muy influidos por
el contexto social.
La educación por lo tanto, se considera como un proceso cultural que va
desde una modalidad tradicional o clásica a una modalidad democrática.
La modalidad tradicional es una concepción de la enseñanza, en la cual
se transmite el conocimiento de una forma acomodada a la visión de quien es
autoridad. Las concepciones tradicionales de la enseñanza siguen patrones
predeterminados, se basan en la entrega de conocimiento a través de una
disciplina exagerada en la que el alumno se mantiene pasivo y recibe dichos
conocimientos de forma memorística y evaluatoria. El maestro tiene el papel más
destacado y la enseñanza se centra en su figura y en el conocimiento y no en el
alumno, por lo que se le considera magistrocéntrica y logocéntrica.
Sin embargo, además de este modelo citado anteriormente, tradicionalmente
también hay otros modelos que son más abiertos y menos disciplinares y
autoritarios. Destaca el conocido como modelo comprensivo en el que el profesor
transmite sus conocimientos a los alumnos de una forma que no busca la simple
memorización, sino también la comprensión de los mismos. En esta perspectiva es
fundamental la comunicación que se establece entre el maestro y el alumno y la
forma en la que el maestro, pese a establecer una autoridad sobre el alumno,
tiene en cuenta la comprensión y la relación con sentido de los contenidos.
Por su parte, los modelos emergentes de enseñanza tienen unas
características que los diferencian de los tradicionales. Se tratan de
corrientes a través de las cuales, sin seguir patrones determinados ni una
disciplina exagerada, se busca transmitir el conocimiento permitiendo el
juicio, expresión, reflexión crítica, objetividad y comparación. El alumno no
se mantiene de forma pasiva recibiendo un conocimiento, sino que participa y es
activo. El profesor, por su parte, no ocupa el lugar de una figura exigente que
de manera estricta y autoritaria debe marcar el camino y modelo concreto que el
alumno debe seguir, sino que por el contrario es antiautoritaria y libertaria.
Esta concepción de la enseñanza contiene un aprendizaje real basado en la
comprensión y adaptado a la vida cotidiana.
Por ello, podemos decir que el aprendizaje real es aquel en el que se
produce una interacción de los alumnos, es decir el auténtico aprendizaje se da
en la convivencia de los alumnos (interacción respetuosa con los demás,
aprender a vivir en sociedad), el autogobierno y el ejercicio de la
responsabilidad. Se centra más en el proceso que en el resultado final, al
contrario que ocurría en las concepciones tradicionales.
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